
Los Ausines
Los Ausines es un pequeño municipio situado a apenas 17 kilómetros al sureste de Burgos capital, en pleno Alfoz, dentro de la histórica Tierra de Lara. Está formado por tres barrios bien diferenciados —San Juan, Sopeña y Quintanilla—, que se extienden en un entorno natural de suaves relieves y masas boscosas. Su ubicación estratégica, entre el valle del río Ausín y las estribaciones de la Sierra de la Demanda, lo convierte en un lugar de paso tradicional, hoy perfectamente accesible por carretera desde la ciudad de Burgos.
La historia de Los Ausines se remonta a tiempos prerromanos, cuando el enclave fue habitado por los turmogos, que levantaron en El Castillejo un castro fortificado más tarde reutilizado por romanos, visigodos y musulmanes. Desde el siglo IX aparece vinculado a los procesos de repoblación de Castilla, y en el año 972 ya se documenta como parte del alfoz de Burgos. Durante la Edad Media fue escenario de tensiones entre la nobleza y los monasterios de la zona, que dejaron como legado un conjunto notable de construcciones religiosas y restos defensivos. El nombre del municipio aparece ligado en ocasiones a rutas como el Camino del Cid, lo que refuerza su papel histórico como lugar de frontera y tránsito.
El patrimonio de Los Ausines es uno de sus grandes atractivos. Destacan la ermita románica de Nuestra Señora del Castillo, ubicada en lo alto de un risco sobre el barrio de San Juan, y las iglesias parroquiales de San Miguel en Sopeña y Santa Eulalia en Quintanilla, todas con elementos románicos de gran interés, como portadas esculpidas, capiteles decorados y pilas bautismales medievales. También sobresale la antigua abadía de San Quirce, un monumento de los siglos XI y XII declarado Bien de Interés Cultural, que conserva un magnífico repertorio escultórico. Junto a ello, el visitante puede descubrir los vestigios del antiguo castro prerromano y medieval, considerado uno de los mejores ejemplos de arquitectura defensiva de la Edad del Hierro en la provincia de Burgos.
Hoy Los Ausines combina la tranquilidad de sus barrios rurales con iniciativas de revitalización frente a la despoblación, que lo han situado en la prensa nacional por ofrecer vivienda y trabajo con condiciones muy ventajosas a nuevos pobladores. Su integración en rutas culturales como el Camino del Cid y su proximidad a Burgos lo convierten en una visita imprescindible para los amantes del románico y la arqueología, pero también para quienes buscan naturaleza y autenticidad. Pasear por sus barrios, subir al Castillejo o recorrer sus iglesias es una forma de adentrarse en la esencia más pura de la Castilla rural, donde la historia y el paisaje se funden en una experiencia única.



