
Ermita de San Sebastián Mártír
La ermita de San Sebastián Mártir es uno de esos lugares que hablan en voz baja, pero dicen mucho. Se encuentra a las afueras inmediatas de Bozoó, en un entorno tranquilo y sobrio, ligado desde antiguo a los rituales de protección, memoria y despedida. Hoy, el espacio que la rodea cumple funciones de cementerio, lo que refuerza su carácter recogido y su profundo vínculo con la historia y la vida del pueblo. Visitarla es asomarse a una forma tradicional de entender el paisaje, la fe y el recuerdo, donde la arquitectura humilde cobra un valor simbólico enorme.
Historia
La existencia de esta ermita está documentada desde antiguo, y ya Pascual Madoz la menciona en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico, dejando constancia de su presencia y de su importancia dentro del término de Bozoó. Dedicada a San Sebastián Mártir, santo tradicionalmente invocado contra epidemias y desgracias colectivas, su ubicación extramuros responde a un patrón muy común en la Edad Media y la Edad Moderna.
Este tipo de ermitas solían levantarse como lugares de rogativas, protección y procesiones, especialmente en tiempos difíciles. Con el paso del tiempo, el entorno de la ermita fue asumiendo también la función de espacio funerario, consolidándose como cementerio del pueblo, una evolución natural que refuerza su papel como lugar de tránsito, recuerdo y comunidad. Aunque su uso ha cambiado, la ermita ha permanecido como referencia espiritual y patrimonial para los vecinos generación tras generación.
Características
La ermita presenta una arquitectura sencilla y funcional, acorde con su carácter popular. Está construida en mampostería de piedra, con volúmenes sobrios y proporciones modestas, pensadas más para el recogimiento que para el lucimiento artístico. Su silueta se integra perfectamente en el paisaje rural que la rodea, sin imponerse, como si siempre hubiera estado ahí.
El edificio responde a la tipología tradicional de las ermitas rurales burgalesas: planta simple, cubierta a dos aguas y escasos elementos decorativos. Precisamente esa austeridad es uno de sus mayores atractivos, ya que permite al visitante comprender cómo estos espacios estaban al servicio de la comunidad y de sus creencias más profundas. El conjunto se completa con el cementerio situado tras la ermita, delimitando un espacio de memoria que mantiene una fuerte carga emocional y simbólica.
Uso y conservación
En la actualidad, la ermita de San Sebastián Mártir no tiene un uso litúrgico regular, pero sigue formando parte del patrimonio vivo de Bozoó. El entorno del cementerio mantiene su función activa, y la ermita continúa siendo un punto de referencia en el recuerdo colectivo del pueblo.
Su conservación ha permitido que el edificio llegue hasta nuestros días sin perder su esencia, manteniendo su aspecto tradicional y su relación directa con el paisaje. Es un lugar de libre acceso exterior, respetado por vecinos y visitantes, donde el silencio y la sencillez invitan a la reflexión y al respeto por la historia local.
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