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Desfiladero de Diaclasas y Cuevas

El desfiladero de las diaclasas y cuevas de Cornejo es uno de esos paisajes que sorprenden incluso a quienes conocen bien la Merindad de Sotoscueva. Situado a las afueras del núcleo, en plena transición entre los prados del entorno y las formaciones calizas propias de la comarca, este rincón ofrece un recorrido natural único, marcado por grietas profundas, lapiaces y pequeñas cavidades que parecen abrirse de forma caprichosa en la roca. Es un espacio ideal para quienes disfrutan del senderismo tranquilo, la geología accesible y esos lugares que cuentan la historia de la tierra sin necesidad de palabras.

Historia

El origen del desfiladero es puramente natural: millones de años de erosión han ido abriendo diaclasas —fracturas en la roca caliza— que poco a poco el agua y el hielo ampliaron hasta formar pasos estrechos, paredes verticales y pequeñas cuevas. Aunque el lugar nunca tuvo un “uso” constructivo, sí ha sido un punto habitual de paso, de pastos y de aprovechamiento del entorno para los vecinos de Cornejo. Como ocurre en muchas zonas kársticas, las cavidades cercanas han alimentado historias locales, desde refugios ocasionales hasta relatos tradicionales transmitidos entre generaciones. La propia geología del desfiladero forma parte de la historia natural del valle y está estrechamente vinculada al gran conjunto kárstico de Sotoscueva.

Características

El desfiladero destaca por su roca caliza blanca y grisácea, que el tiempo ha modelado creando paredes verticales, oquedades y estrechos pasillos naturales. Las diaclasas se abren unas tras otras, formando un pequeño laberinto donde la vegetación aparece en racimos: avellanos, espinos, enebros y musgos que trepan por las grietas. Las cuevas, algunas más visibles que otras, se integran perfectamente en el paisaje, ofreciendo rincones frescos y silenciosos que invitan a detenerse. El contraste entre la robustez mineral y la suavidad del entorno agrícola que lo rodea crea una escena muy característica, típica de esta parte de las Merindades.

Uso y conservación

Hoy en día el desfiladero es un lugar de disfrute paisajístico y de paseo, accesible para visitantes que buscan naturaleza cercana al pueblo sin necesidad de rutas complejas. Se conserva en estado prácticamente natural, sin intervenciones que alteren su aspecto original, y forma parte del patrimonio geológico de la zona. El acceso es libre, aunque el terreno requiere caminar con calma y respetar la fragilidad del entorno. Su conservación depende sobre todo del cuidado de quienes lo visitan y del uso tradicional responsable que siguen manteniendo las personas del entorno, especialmente en lo relacionado con pastos y caminos.

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¿Sabías que...?
¿Sabías qué las diaclasas del desfiladero son el resultado de fracturas naturales formadas hace millones de años?
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¿Sabías que...?
¿Sabías qué algunas de las cuevas del entorno sirvieron como refugio ocasional para pastores y caminantes?
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¿Sabías que...?
¿Sabías qué este paraje conecta paisajes agrícolas con el sistema kárstico más emblemático de Sotoscueva?
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¿Sabías que...?
¿Sabías qué en ciertas épocas del año la luz del atardecer ilumina las paredes del desfiladero con un tono dorado espectacular?
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¿Sabías que...?
¿Sabías qué muchas aves pequeñas utilizan las grietas del desfiladero como lugares de anidamiento?
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Se permiten mascotas

Para toda la familia

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