
Plaza del Pueblo
La plaza del pueblo de Mozares es el corazón vivo de esta pequeña localidad de la Merindad de Castilla la Vieja, un espacio abierto y acogedor donde se respira la calma del mundo rural y el carácter auténtico de la comarca. Situada en el centro del núcleo urbano, la plaza actúa como punto de encuentro natural para vecinos y visitantes, rodeada de casas tradicionales de piedra y del paisaje tranquilo que dibuja la cercanía del río Trema, que desciende silencioso por las tierras de la zona. Es un lugar sencillo, pero lleno de alma, donde la vida transcurre sin prisas y cada rincón invita a detenerse, mirar y sentir el pulso de un pueblo que mantiene vivas sus raíces.
Historia
La plaza nació, como en tantos pueblos de la Merindad, como un espacio abierto destinado a las labores comunitarias y al encuentro vecinal. Aquí se celebraban antiguamente mercados, reuniones y tareas del campo que requerían la colaboración de todos. Con el paso de los años, fue adaptándose a las necesidades de cada época, pero nunca perdió su función principal: ser el punto neurálgico de Mozares. Aunque no está ligada a grandes acontecimientos, sí conserva la memoria cotidiana de generaciones que han vivido, trabajado y festejado en torno a ella. Hoy, además, su papel se ha reforzado como escenario de actividades que recuperan y celebran la tradición agrícola.
Características
Actualmente, la plaza se presenta como un espacio amplio y diáfano, con suelo firme y rodeado por viviendas y muros de piedra que mantienen la estética tradicional del pueblo. Su apertura permite apreciar las vistas hacia el caserío y hacia el entorno natural que conduce al valle del Trema. La plaza destaca por su sencillez: no presume de grandes ornamentaciones, pero precisamente esa sobriedad realza su encanto rural. La luz clara, la armonía del trazado urbano y el silencio del entorno convierten este rincón en un lugar perfecto para detenerse y respirar la autenticidad de Mozares.
Uso y conservación
La plaza continúa siendo el espacio principal de encuentro y convivencia del pueblo, pero destaca sobre todo por acoger cada verano la Trilla, una recreación tradicional impulsada por la Asociación Amigos de Mozares. Durante esta jornada, el pueblo revive de forma fiel cómo se separaba el grano de la paja antes de la llegada de la maquinaria moderna. Es una demostración visual, rítmica y emocionante que devuelve a la plaza su antigua esencia de trabajo comunitario. El espacio es de libre acceso, se mantiene gracias al cuidado vecinal y sigue siendo clave para preservar y transmitir la identidad rural del lugar.
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