
Iglesia de San Martín
En lo alto de Campino, dominando el pequeño caserío y asomándose hacia las parameras del Alfoz de Bricia, se levanta la Iglesia de San Martín, un templo discreto pero cargado de historia y carácter. Es el corazón patrimonial del pueblo, un lugar que combina la serenidad del entorno rural con la fuerza simbólica de los templos que han acompañado durante siglos a las comunidades más pequeñas. Su presencia, rodeada de prados, muros de piedra y caminos silenciosos, convierte la visita en una experiencia íntima, casi recogida, perfecta para quienes buscan rincones auténticos lejos de lo evidente.
Historia
La Iglesia de San Martín hunde sus raíces en los siglos medievales, cuando las aldeas del Alfoz de Bricia consolidaban su identidad bajo la tutela de parroquias como esta. Aunque el edificio ha sufrido reformas y reconstrucciones a lo largo del tiempo —como era habitual en los templos rurales—, mantiene elementos que hablan de sus orígenes antiguos, vinculados probablemente a la expansión de la arquitectura románica en la zona norte de Burgos. Durante siglos actuó como centro de culto, reunión y referencia para los vecinos de Campino, siendo testigo de generaciones que encontraron aquí su lugar de encuentro religioso y social. Con el paso del tiempo, y como tantas pequeñas iglesias de las parameras, vivió transformaciones que adaptaron su interior y su estructura a las necesidades de cada época.
Características
Hoy en día, San Martín presenta una arquitectura sencilla, de líneas limpias y muros robustos, construidos en piedra local que se integra perfectamente con el paisaje. Su planta y volumen responden al estilo sobrio propio de las iglesias rurales, donde lo funcional convive con detalles de interés: cantería bien ajustada, remates austeros y una espadaña que preside el conjunto con discreta elegancia. El entorno, abierto y silencioso, realza su presencia: desde su entorno se domina buena parte del paisaje que rodea Campino, y el visitante puede apreciar cómo el templo se asienta con naturalidad en la loma que lo sostiene. Pequeños elementos como antiguas inscripciones, marcas de cantero o el propio cementerio anexo aportan un aire de autenticidad que permite imaginar la vida de la comunidad a lo largo de los siglos.
Uso y conservación
La iglesia continúa siendo un espacio vinculado a la memoria y las raíces del pueblo, aunque su actividad litúrgica se limite a celebraciones puntuales. Su conservación depende del cuidado local y de las actuaciones básicas de mantenimiento que buscan evitar el deterioro propio del tiempo y del clima de la zona. Es de acceso libre desde el exterior, y aunque su interior puede no estar siempre abierto, el entorno y la presencia del edificio ya merecen la visita. Como ocurre en muchas aldeas del norte burgalés, este templo sigue siendo un punto de referencia emocional: un lugar donde se recuerda, donde se celebra y donde se mantiene viva la identidad de Campino.
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