
La Hornera de Villasopliz
En el corazón de Villasopliz, una pequeña localidad del Valle de Manzanedo, se encuentra un espacio singular que hoy se ha recuperado para el disfrute de vecinos y visitantes: La Hornera. Se trata de un lugar tradicional, vinculado a la vida comunitaria, que en tiempos pasados fue fundamental en el día a día del pueblo. Actualmente, gracias a la restauración y el cuidado de los propios habitantes, este rincón ha renacido como un punto de encuentro que invita a descansar, charlar y respirar la esencia de la vida rural.
Historia
Las horneras eran espacios comunes que existían en muchos pueblos de la provincia, donde se encontraba el horno comunal en el que los vecinos acudían a cocer el pan o a preparar alimentos en fechas señaladas. Eran lugares que, más allá de su utilidad práctica, servían como punto de reunión, intercambio de noticias y convivencia social. En Villasopliz, este espacio fue cayendo en desuso con la llegada de hornos individuales y el cambio de costumbres, pero permaneció en la memoria colectiva como parte de la identidad del pueblo. Su recuperación en tiempos recientes ha permitido que vuelva a tener un papel protagonista, aunque ya no ligado a la cocción del pan, sino al encuentro y disfrute vecinal.
Características
La Hornera de Villasopliz está construida con mampostería de piedra caliza local, perfectamente integrada con el resto de edificaciones tradicionales del pueblo. Conserva la sobriedad de las construcciones rurales y se acompaña de detalles que invitan al descanso, como el banco de piedra y cerámica situado junto a uno de sus muros, enmarcado por un entorno cuidado. Las callejas que llegan hasta este rincón mantienen el encanto del entramado urbano del pueblo, lo que convierte la visita en un pequeño viaje al pasado. Todo ello rodeado de casas montañesas con sus tejados de teja árabe rojiza, que completan un paisaje rural de gran autenticidad.
Uso y conservación
Hoy en día, La Hornera ya no se emplea para el fin original de cocer pan, pero sí se ha convertido en un espacio público recuperado donde vecinos y visitantes pueden sentarse, descansar y disfrutar del ambiente tranquilo de Villasopliz. Su conservación ha sido posible gracias a la implicación de los propios habitantes, que han sabido mantener y embellecer este rincón. De esta manera, La Hornera no solo recuerda el pasado, sino que también se proyecta al presente como un lugar de convivencia y disfrute en el marco de la vida rural.
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