El Monasterio de San Pedro Cardeña, ubicado en el municipio de Castrillo del Val, pero a menos de 11 kilómetros de la capital burgalesa, es uno de esos lugares imprescindibles en la visita a la ciudad y relacionados de una manera especial con la imagen y leyenda del Cid Campeador. Su origen se remonta al siglo IX, alrededor del año 899, fundado por monjes benedictinos bajo el favor de Diego Rodríguez Porcelos, convirtiéndose a lo largo de su historia en uno de los centros religiosos y culturales de Castilla, pero no por ello ha sufrido infinidad de ataques, saqueos y otros usos hasta nuestros días.
La relación del Cid Campeador con el monasterio ha sido realmente importante, ya que cuenta la leyenda que cuando fue desterrado por el rey Alfonso VI, su esposa doña Jimena y sus hijas estuvieron refugiadas en el monasterio un buen tiempo, también a la muerte del Cid, su cuerpo fue lleva a este monasterio en el cual permaneció hasta el siglo XIX que se traslado a la Catedral de Burgos.
Bajo los muros del monasterio podemos encontrar diferentes estilos arquitectónicos, desde el románico inicial que todavía podemos apreciar en su iglesia a base de ábsides semicirculares y la planta basilical. Observamos como el Claustro principal contiene elementos góticos, realizados entre los siglos XIV y XV, pero durante los siglos posteriores se incorporaron elementos renacentistas y barrocos como la sacristía y alguna capilla lateral.
La Guerra de Independencia Española hizo que las tropas francesas tomaran el monasterio, al igual que la desamortización elimino a los monjes de su lugar y ya no fue hasta el siglo XIX cuando los monjes trapenses se hicieron cargo del lugar y lo devolvieron su esplendor, que sigue fomentando actualmente en una visita al lugar donde apreciar los vinos o la miel que elaboran sus monjes.