Convento de Santa Clara
El Convento de Santa Clara es uno de los enclaves monásticos más antiguos y representativos de Burgos, solo precedido en antigüedad por el Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas. Este convento ha sido testigo de siglos de historia y ha jugado un papel fundamental en el desarrollo urbano y cultural de la ciudad. Ubicado en la confluencia de las calles de Covarrubias, del Progreso y de Santa Clara, el convento fue fundado en 1234 y ha sido un bastión de la Orden Franciscana femenina, vinculada a la patrona del lugar, la Virgen del Espino.
Historia
La fundación del Convento de Santa Clara se remonta al año 1234, cuando María Sáenz, una dama burgalesa que había viajado a Italia y conversado con la propia Santa Clara de Asís, estableció esta comunidad bajo la orden de Gregorio IX. Este encuentro inspiró a María Sáenz a trasladar la espiritualidad de la orden clarisa a Burgos, asentando el convento en un estilo de vida centrado en la observancia estricta y la dedicación a los más desfavorecidos.
A lo largo de los siglos, el convento ha recibido múltiples apoyos, especialmente durante los siglos XV y XVI. En este último siglo, la comunidad recibió donaciones importantes de Pedro de Salamanca y Polanco, regidor de Burgos, para expandir y mejorar las instalaciones. También, en 1585, Luisa de Salamanca y Polanco, viuda de Juan Fernández de Castro, asumió el patronato de la capilla mayor, dejando fondos en su testamento para seguir apoyando a la comunidad.
Arquitectura
La arquitectura del convento, predominantemente gótica, data principalmente de la segunda mitad del siglo XIII y refleja la influencia arquitectónica de la Catedral de Burgos. La iglesia, de planta de cruz latina, se caracteriza por sus arcos apuntados que descansan en pilares y presenta una nave longitudinal con crucero y ábside ochavado. En el interior, los elementos góticos se mezclan con otros barrocos, especialmente en el retablo mayor, de la segunda mitad del siglo XVIII, realizado por los ensambladores Luis y Manuel Cortés del Valle. Este retablo presenta un diseño hexástilo en dorado que destaca por su ornamentación y su imponente estructura en tres calles.
El convento también conserva una nave añadida en el siglo XVI, destinada a alojar el coro de clausura. Adyacente al claustro y alineada con la nave principal, esta ampliación muestra la importancia de la vida contemplativa dentro del recinto. En el lado sur del templo, el claustro ofrece un espacio de recogimiento que ha sido preservado a lo largo de los siglos. En la sacristía, una pintura de la Coronación de la Virgen decora la bóveda, añadiendo un toque de majestuosidad.
Uso Actual y Conservación
El Convento de Santa Clara sigue siendo un centro de vida religiosa activa, manteniendo la comunidad de monjas clarisas en Burgos. El convento, declarado Bien de Interés Cultural, ha sido objeto de restauraciones puntuales que buscan conservar la esencia y el valor histórico de sus construcciones. Actualmente, el convento combina su actividad religiosa con visitas ocasionales de estudiosos e interesados en su historia y arquitectura.
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