
Ermita-Cementerio de Nuestra Señora del Carrascal
La ermita-cementerio de Nuestra Señora del Carrascal, situada en la localidad de Quintanilla-Valdebodres, dentro de la Merindad de Sotoscueva, es un lugar de gran significado espiritual e histórico. Este templo, dedicado a la Virgen del Carrascal, combina la función religiosa de ermita con la de cementerio local, destacando como un punto de interés único en la región. Su ubicación, rodeada de paisajes naturales, lo convierte en un espacio de recogimiento y contemplación, en plena conexión con la tradición rural burgalesa.
Historia
El origen de la ermita-cementerio de Nuestra Señora del Carrascal se remonta a varios siglos atrás, cuando fue construida como un espacio de culto en honor a la Virgen del Carrascal, una advocación mariana con gran arraigo en la región. La elección de este lugar para erigir la ermita está vinculada a la presencia de un antiguo bosque de encinas, conocido localmente como carrascas, que rodeaba la zona.
A lo largo del tiempo, el templo adquirió una función adicional como cementerio, albergando los restos de generaciones de habitantes de Quintanilla-Valdebodres. Esta dualidad como ermita y camposanto refuerza su importancia como lugar de memoria y espiritualidad para la comunidad.
Características
La ermita-cementerio de Nuestra Señora del Carrascal es un edificio sencillo pero lleno de simbolismo. Construida en piedra caliza, se caracteriza por su diseño funcional y austero, típico de las construcciones rurales de la comarca. Su planta rectangular y su tejado a dos aguas reflejan una arquitectura tradicional que se integra perfectamente en el entorno natural.
En el interior, el altar está presidido por una imagen de la Virgen del Carrascal, rodeada de elementos decorativos que, aunque modestos, transmiten la devoción local. La ermita está rodeada por el cementerio, un espacio tranquilo con lápidas de piedra que narran la historia de los habitantes de Quintanilla-Valdebodres.
El entorno natural que rodea la ermita, con vistas a los paisajes montañosos de la Merindad de Sotoscueva, añade un toque de serenidad y belleza al lugar, convirtiéndolo en un espacio ideal para la introspección y el recuerdo.
Uso y conservación actual
Actualmente, la ermita-cementerio de Nuestra Señora del Carrascal sigue siendo un lugar de culto activo, especialmente durante las festividades en honor a la Virgen del Carrascal, cuando se celebran misas y procesiones. Además, el cementerio continúa siendo el lugar de descanso final para los vecinos de la localidad, preservando así su función como espacio de memoria comunitaria.
En cuanto a su conservación, se han realizado intervenciones para mantener la estructura y garantizar la preservación de este patrimonio histórico y religioso. Estas acciones aseguran que la ermita y su entorno permanezcan en buen estado para las generaciones futuras.
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