La villa de Santa María del Campo estuvo en sus tiempos totalmente amurallada con funciones más administrativas que defensivas, conservando en la actualidad tres puertas en su perímetro, la que en este caso comentamos es la Puerta de la Fuente, como su nombre indica, daba acceso a la fuente de la localidad, por ella además pasaban cada temporada los grandes rebaños trashumantes que se dirigían o volvían de Extremadura y además en ella se ubicaba la cárcel local, donde pasarían un tiempo los que realizarían alguna fechoría por las cercanías.
La villa que tuvo una prosperidad considerable durante el siglo XVI, llegando a ser sede de la Corte Real, baso su crecimiento en la agricultura y ganadería, siendo estos arcos y los restos de su muralla, testigos visibles de la importancia de la localidad.