Aunque su aspecto ruinoso engañe y no muestre la verdadera importancia del lugar, estamos ante uno de los lugares con un sinfín de leyendas, poemas y sonetos que fueron creados para la grandeza de un condado emergente que termino siendo un imperio.
Y es que la Ermita de San Pelayo o de San Pedro el Viejo como se conocía, cuenta la leyenda que fue lo que propulsó la creación del monasterio de San Pedro de Arlanza el cual se encuentra a escasos 500 metros de este lugar, pero que no solo la historia cuenta la de ese monasterio, si no lo que en este pequeño lugar elevado sobre el Arlanza encontramos y es que frente a la leyenda del Conde Fernan González que persiguiendo a un jabalí, llegó a este lugar, donde se encontró con los anacoretas Arsenio, Silvano y Pelayo a quienes prometió la construcción del monasterio. En este mismo edificio ya encontramos una malgama significativa de artes constructivas de lo más interesantes.
Aunque mayoritariamente y por las marcas que podemos observar en múltiples lugares, entendemos que su construcción es básicamente románica de los siglos XII y XIII, pero que en la reutilización de algunos de los materiales encontramos sillares y dibujos de clara significación romana o incluso visigoda, lo que indica que pudo reutilizarse de alguna construcción anterior que hubo en el lugar. Únicamente la parte añadida a partir del ábside y que encierra a este mismo, más cercana al río es de construcción más tardía, hacia el siglo XVIII y de menos interés arquitectónico, pero no por ello, estamos ante uno de los conjuntos históricos, paisajísticos y artísticos de gran valor, que por supuesto merece la pena conocer.