Se trata de un monumento megalítico de uso funerario, en este caso se trata de un tipo de sepulcro de corredor denominado Dominustecum.
Lo más destacado encontrado en el mismo es un brazalete de origen mediterráneo y un panel con grabados en uno de los ortostatos del corredor.
Este tipo de construcciones no pertenecen a una época concreta dentro de la Prehistoria, sino más bien a una cultura común que se da en unas zonas muy concretas y común a distintos países que poseen este tipo de construcciones, cifrándose entre el Neolítico y el inicio de la Edad de los Metales.
Aunque conocido ampliamente por los vecinos de la zona, no se comienza a desvelar su importancia hasta el año 1970, donde investigadores de la Universidad de Valladolid y del Museo de Burgos, excavan para empezar a sacar a la luz sus restos.
En el lugar se encontraron los restos humanos de cuatro individuos y diversos objetos como hojas de sílex, cuentas de collar de calaita, fragmentos cerámicos y como pieza principal un brazalete o pulsera circular obtenida a partir de una conche de Glycymeris, lo que evidencia el contacto con otros pueblos y el comercio que pudo surgir entre el interior y la costa seguramente a través del Ebro, muchos de estos elementos se pueden observar en el Museo de Burgos. Existe en uno de los bloques ortostato más cercano a la entrada de la cámara en su pared derecha, grabados o petroglifos en el que se distinguen fácilmente dos cuadrúpedos y un dibujo ramiforme. Siendo este tipo de grabados muy raros encontrarlos en los monumentos megalíticos, no se sabe tampoco cuando se pudieron realizar, aunque todo intuye a que fueron posterior a su construcción.