
Cascada del río Molinar
La Cascada del río Molinar es el primer gran espectáculo natural que se encuentra el visitante al adentrarse en la ruta de las cascadas de Tobera, en el municipio de Frías. Situada dentro del casco urbano, esta caída de agua marca el inicio de un recorrido sencillo y muy atractivo que acompaña al río en su descenso. Rodeada de vegetación, roca y senderos bien integrados, la cascada ofrece una imagen fresca y envolvente que sorprende desde el primer momento y convierte el paseo en una experiencia inolvidable para todos los públicos.
Historia
La cascada es el resultado natural del recorrido del río Molinar, que durante siglos ha modelado el terreno calizo de Tobera con paciencia y constancia. Su nombre está ligado a la presencia histórica de molinos hidráulicos en el entorno, aprovechando la fuerza del agua para la vida cotidiana del pueblo. Este salto de agua no fue concebido como un elemento monumental, sino como parte viva del paisaje y de la economía tradicional, formando parte del día a día de generaciones de vecinos. Con el paso del tiempo, el lugar ha pasado de ser un espacio funcional a convertirse en uno de los principales atractivos turísticos y naturales de la localidad.
Características
La Cascada del río Molinar se presenta como una caída de agua escalonada, repartida en varios brazos que se deslizan por la roca cubierta de musgo y vegetación. El agua cae con suavidad pero de forma constante, creando un sonido envolvente que refuerza la sensación de frescor y tranquilidad. A su alrededor, la roca natural, los muros de piedra y la pasarela cercana se integran perfectamente en el paisaje. Esta es la primera cascada de la conocida ruta de las cascadas, que permite continuar río abajo hasta descubrir una segunda caída, conocida como la Cascada de Tobera, visible primero desde un mirador y accesible después por un pequeño camino acondicionado junto a la ribera.
Uso y conservación
La cascada forma parte de un itinerario peatonal señalizado y de libre acceso, muy utilizado tanto por visitantes como por vecinos. El entorno ha sido acondicionado con senderos, miradores y zonas seguras que permiten disfrutar del lugar sin alterar su esencia natural. No tiene un uso funcional más allá del paisajístico y recreativo, pero se conserva como uno de los grandes símbolos del pueblo. Su mantenimiento y cuidado buscan preservar el equilibrio entre el disfrute turístico y el respeto por el entorno natural del río Molinar.
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