
Iglesia de San Pelayo Mártir
En el centro mismo de Huerta de Rey destaca con fuerza la iglesia parroquial dedicada a San Pelayo Mártir, un templo que combina historia, piedra y presencia comunitaria. Su imponente masa de sillería y tejas ocupa un lugar privilegiado en el caserío, como culminación natural de las calles del pueblo. Visitarla es adentrarse en la identidad de esta villa burgalesa, descubrir su patrimonio religioso y al mismo tiempo sentir el latido de una comunidad que mantiene viva su memoria. Su porte, su sencillez y su arraigo al paisaje local convierten este templo en una parada casi obligada para quien recorre la Sierra de la Demanda.
Historia
La iglesia se construyó en 1587, en una época de renacimiento del poblamiento después de los tiempos medievales convulsos, marcando así un nuevo capítulo en la historia de Huerta de Rey. Esa parte más antigua —el crucero y la capilla mayor— responde a un estilo tardogótico, pero con el paso de los siglos se fueron añadiendo modificaciones y añadidos que reflejan distintas épocas y necesidades. La dedicación a San Pelayo Mártir —joven mártir de la Córdoba califal— no fue casual: su figura representaba los valores de fe, resistencia y esperanza, muy apreciados en estas tierras de frontera entre sierra y ribera. A lo largo de su vida, la iglesia ha sido testigo de guerras, cambios de señorío, del incendio de 1918 que arrasó gran parte del pueblo, y también de la recuperación, de la resiliencia de sus vecinos que no dejaron perder su patrimonio.
Características
Hoy la iglesia luce un perfil noble y recogido: muros de piedra bien trabajada, tejado a dos aguas con teja tradicional y una estructura arquitectónica que combina su cuerpo tardogótico original con reformas posteriores que enriquecen su valor patrimonial. La torre-campanario, sobria y firme, se eleva como un balcón sobre Huerta de Rey, visible desde muchos puntos del municipio. La mezcla de piedra vista, líneas rectas y artesanía local otorga al conjunto una presencia de piedra, tiempo y fe. Al caminar por su entorno se aprecia también su integración con el pueblo: calle empedrada, casas bajas de piedra, faroles de forja y ese aire pausado que domina el caserío. En su interior, el templo mantiene su atmósfera recogida, con retablos, imágenes y un ambiente sereno que invita al recogimiento y al respeto.
Uso y conservación
La iglesia de San Pelayo sigue viva: aunque Huerta de Rey sea un pueblo pequeño, el templo continúa acogiendo celebraciones religiosas, actos comunitarios y las fiestas patronales en honor a su santo. Su conservación ha sido posible a través del esfuerzo conjunto de vecinos y autoridades locales, que han garantizado su mantenimiento y reparación cuando ha sido necesario, preservando su estructura, techo y torre. El acceso es libre desde el exterior, y su puerta se abre sobre todo en ocasiones festivas o celebraciones litúrgicas, manteniendo de esta forma su esencia como eje espiritual y social del municipio.
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