
Tenadas de Villamiel de la Sierra
Las Tenadas son agrupaciones de construcciones humildes vinculadas al pastoreo del ganado, especialmente ovino, y en Villamiel de la Sierra constituyen un claro ejemplo de arquitectura pastoril de la zona. Están diseminadas en una zona cercana a la población:. Son cinco edificaciones principales, hechas con materiales locales —piedra, madera, cobertizos de teja— que aún hoy muestran cómo vivía el ganado y cómo se gestionaba la vida rural en las sierras.
Historia
Estas tenadas obedecen a una tradición ganadera muy antigua en Burgos y en la Sierra de la Demanda, cuando la trashumancia y el pastoreo eran parte esencial de la economía local. En Villamiel de la Sierra, las tenadas sirvieron durante generaciones como refugio para las ovejas, como almacén de herramientas de pastor, para guardar aperos y proteger al ganado del frío o la lluvia. Aunque no hay datos escritos fehacientes sobre quién las construyó o cuándo exactamente se levantaron, su tipología sugiere que muchas puedan tener centenares de años, con reformas sucesivas menores. La tradición oral de los vecinos suele mencionar el uso activo hasta bien entrado el siglo XX.
Características
Tus cinco tenadas están construidas con piedra local en muros de carga, cubiertas inclinadas de teja o materiales tradicionales, madera para puertas, vigas y/o estructuras interiores.
Su arquitectura es funcional: espacios amplios para alojamiento del ganado, almacén de pienso o aperos, con ventilación/ventanas simples, protección frente a la intemperie.
Están distribuidas en zonas de pasto, visibles desde pistas y caminos, lo que añade interés paisajístico y la sensación de descubrir vestigios de la vida rural al hacer rutas a pie.
Uso y conservación
Hoy en día se utilizan esporádicamente para el ganado vacuno que existe en la localidad, ya que el ovino ha dejado de existir, en ellas principalmente se guarda pastos secos para el invierno. Su conservación depende mucho del clima, de la calidad de los techos y del interés del vecindario y del ayuntamiento en mantenerlas. Serían buenos candidatos para protección como patrimonio etnográfico, puesto que reflejan usos tradicionales ya casi desaparecidos. Visitar estas tenadas permite entender la relación entre la gente, el monte y el ganado; al recorrer los caminos hacia ellas también se disfruta el paisaje serrano y la naturaleza circundante.
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