
Potro de Herrar de Tañabueyes
El potro de herrar de Tañabueyes es uno de esos elementos etnográficos que nos recuerdan cómo era la vida cotidiana en los pueblos serranos de Burgos hace apenas unas décadas. Situado junto a la ermita de Santa Marina, este potro forma parte del corazón del pueblo y constituye un auténtico testimonio del trabajo tradicional ligado al ganado. Pasear por Tañabueyes y encontrarse con él es hacer un viaje al pasado, cuando los caballos, mulas y vacas eran la fuerza indispensable para el campo y los caminos.
Historia
Los potros de herrar eran estructuras comunales muy habituales en las zonas rurales de la Sierra de la Demanda y otras comarcas de Burgos. En Tañabueyes, este potro está construido en piedra y madera, y probablemente data de los siglos XVIII-XIX, cuando el trabajo agrícola y de transporte dependía en gran medida de las caballerías. Su función principal era inmovilizar a los animales para colocarles las herraduras de hierro, imprescindibles para proteger sus cascos en terrenos abruptos. Además de ser un lugar de labor, también servía como punto de encuentro entre vecinos, reforzando la vida social del pueblo.
Características
El potro se compone de varios postes verticales de madera firmemente sujetos al suelo, unidos en la parte superior por travesaños también de madera. Entre ellos se colocaban cuerdas o cinchas para sujetar al animal durante la herradura. Está adosado a un pequeño cobertizo que lo protege parcialmente de las inclemencias del tiempo y que aún conserva su sencillez rústica. La proximidad a la ermita de Santa Marina y a las plazas públicas otorga a este potro un valor añadido, pues lo sitúa en el mismo núcleo de la vida comunal del pueblo.
Uso y conservación
Hoy en día el potro ya no se utiliza para su función original, dado que la mecanización del campo acabó con la necesidad de herrar animales de tiro. Sin embargo, se conserva como elemento patrimonial y etnográfico de gran valor, y forma parte del recorrido histórico que el visitante puede disfrutar en Tañabueyes. Su mantenimiento corre a cargo de la comunidad local, que ha respetado su estructura original para que no se pierda la memoria de su utilidad. Es un ejemplo de cómo el patrimonio rural, aunque modesto, constituye una parte fundamental de la identidad cultural de la zona.
Viento: 1 km/hHumedad: 21%






