
Árboles Morales singulares de Tañabueyes
En el núcleo de Tañabueyes, flanqueando la ermita de Santa Marina, se alzan dos morales centenarios que han sido reconocidos oficialmente como árboles de interés local. Actúan como guardianes vegetales de la plaza adosada a la ermita, ofreciendo sombra, presencia simbólica y un enlace vivo con el pasado rural de la localidad. Estos árboles no solo embellecen el espacio público, sino que acentúan el carácter religioso y comunitario de ese rincón del pueblo.
Historia
No he hallado una fuente histórica que indique la fecha exacta en que estos morales fueron plantados, pero su tamaño y porte indican que llevan muchas décadas allí, posiblemente plantados en torno al siglo XIX como tradición vinculada al entorno religioso. Los morales suelen relacionarse con cultos locales, sombras piadosas y actos sociales en plazas y ermitas. La presencia de un cartel del grupo de acción local Agalsa que los reconoce como “árboles catalogados” sugiere que hay un interés reciente por valorarlos y preservarlos oficialmente.
Características
Los morales (Morus spp.) que vemos son árboles de gran porte, con troncos voluminosos y copas amplias que proyectan sombra notable. Están ubicados de forma simétrica frente a la ermita, en dos plazas públicas contiguas, en un diseño urbano que realza su presencia. La imagen muestra que no son ejemplares aislados: están integrados en la vida diaria del pueblo, rodeados de bancos, espacio para reunión y tránsito peatonal. Tanto el tronco como la ramificación sugieren antiguos injertos y poda tradicional, típica de árboles de plaza.
Uso y conservación
Estos morales desempeñan un papel simbólico y social: son puntos de sombra para los vecinos y visitantes, lugares de reunión en días de fiesta, marco natural para actos colectivos y fotografía patrimonial. La catalogación por parte de la administración les proporciona protección administrativa frente a talas indiscriminadas u obras que puedan dañarlos. La comunidad local suele cuidarlos —limpieza alrededor, poda moderada, vigilancia— para que sigan integrados en la trama urbana sin poner en riesgo su supervivencia.
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