
Iglesia de San Miguel Arcángel
La Iglesia de San Miguel Arcángel se yergue sobre una loma a las afueras del caserío de Iglesiapinta, en la Merindad de Lara (municipio de San Millán de Lara). Es un pequeño templo rural cuya cabecera conserva buena fábrica románica y que domina el entorno inmediato: desde aquí se comprende bien la relación de la iglesia con el pueblo y con el arroyo que baja hacia San Millán.
Historia
La documentación conservada para Iglesiapinta es escasa, pero aparece ya en la alta Edad Media en piezas de titularidad señorial y eclesiástica; Pascual Madoz recogió en el siglo XIX que la iglesia era de “antigua construcción” y matriz de un barrio anejo. La cabecera conserva estructura románica y, muy significativo, se reutilizaron numerosas estelas romanas como material de sillería en la obra medieval: esas piezas epigráficas fueron estudiadas y publicadas por J. A. Abásolo, lo que confirma la continuidad del aprovechamiento de materiales antiguos en la comarca. En documentos medievales el topónimo aparece ligado a límites y dehesas de la zona (referencias a donaciones y deslindes del siglo XII).
Características
La cabecera es lo más notable: se levanta en sillería rojiza de buena factura y se corona con una cornisa sostenida por canecillos variados —alguno con figura de carnero, bustos humanos y mascarones— que aportan un rico repertorio escultórico popular. El ábside se cubre con bóveda de cañón (aparentemente rehecha) y el arco triunfal apoya sobre pilastras con impostas de rollos. En el interior se reutiliza un capitel románico de buena talla (decoración vegetal) que hoy se utiliza como soporte de la cruz procesional; la nave, en cambio, fue reformada en época moderna y junto a la fachada meridional se añadió un atrio de sillar y mampostería. Todo ello hace de San Miguel un ejemplo de templo rural donde se mezclan la buena sillería románica, el reciclaje de piezas antiguas y las transformaciones modernas.
Uso y conservación
La iglesia ha seguido teniendo carácter parroquial en épocas modernas, pero su nave sufrió reformas que alteraron la fisonomía original; el añadido del atrio y la reutilización de espacios (alguna parte con uso de trastero, según inventarios) muestran cómo los edificios rurales han ido adaptándose a nuevas necesidades. La cabecera y los elementos románicos (canecillos, capitel, estelas reaprovechadas) son los más valiosos y los que requieren protección: la recomendación para quien la visite es respetar el entorno, no acceder a zonas cerradas por su fragilidad y, si se quiere ver el interior, informarse antes (en pueblos tan pequeños los horarios de apertura no son fijos).
Viento: 1 km/hHumedad: 73%







