
Puente medieval de San Millán de Lara
En San Millán de Lara, un pequeño pueblo cargado de historia en plena Sierra de la Demanda, se encuentra uno de sus tesoros menos conocidos pero de gran valor: el Puente Medieval. Situado en las afueras del casco urbano, este puente de piedra ha sido durante siglos un paso obligado para los habitantes y viajeros que cruzaban arroyos y caminos hacia otras localidades de la comarca. Aunque hoy su uso es más testimonial que funcional, su presencia nos habla de un pasado donde estas infraestructuras eran vitales para la comunicación y la vida rural.
Historia
El Puente Medieval de San Millán de Lara probablemente fue construido entre los siglos XIII y XIV, en un momento en que la red de caminos de Castilla se consolidaba y la comunicación entre pueblos era clave para el comercio, la trashumancia y la vida cotidiana. Se trataba de una infraestructura comunitaria que daba servicio tanto a los vecinos como a los arrieros y viajeros que atravesaban la Sierra de la Demanda. A lo largo de los siglos, el puente ha resistido avenidas, fríos inviernos y el paso del tiempo, manteniendo su esencia medieval y convirtiéndose en un testigo silencioso de la historia del pueblo.
Características
El puente está construido íntegramente en sillería de piedra local, lo que le otorga solidez y armonía con el entorno. De un solo arco ligeramente apuntado, se apoya en sólidas bases que lo mantienen en pie pese al desgaste de las aguas y las inclemencias del clima. Su diseño sencillo, pero práctico, responde a las necesidades de su época: permitir el cruce de personas, animales y carros por encima del arroyo sin peligro de quedar aislados en épocas de crecidas. La vegetación que lo rodea y la pátina del tiempo le confieren un aire pintoresco y evocador.
Uso y conservación
Hoy en día, el puente ya no soporta el tráfico habitual del pueblo, pero se conserva como elemento patrimonial y punto de interés turístico. Su buen estado permite seguir utilizándolo como paso peatonal, especialmente en rutas de senderismo que atraviesan San Millán de Lara. El puente es también un lugar muy fotogénico, perfecto para detenerse y contemplar cómo la arquitectura medieval sigue viva en un rincón natural y tranquilo. Su conservación se debe en gran parte al respeto de los vecinos y a la integración del puente en las rutas culturales de la comarca.
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