Conocida como la segunda catedral de Burgos, la iglesia de San Gil, adosada a la muralla, atesora un legado difícilmente imaginable por su sobrio exterior. En ella dejaron su huella los principales artistas europeos que, atraídos por la pujanza económica de la ciudad, se desplazaron a Burgos durante los siglos XV y XVI.
Entre sus capillas destacan la de la Natividad, la de la Cruz, que alberga la imagen del Cristo de las Santas Gotas (proveniente del antiguo Convento de la Santísima Trinidad), y la de Nuestra Señora de la Buena Mañana. Fue lugar de paso para los peregrinos del Camino de Santiago.
La Iglesia de San Gil en Burgos es una joya arquitectónica que representa la grandeza del gótico flamígero. Su retablo renacentista y su ambiente sereno la convierten en un lugar de interés tanto para amantes del arte como para peregrinos. La iglesia sigue siendo un importante punto de referencia en Burgos y ofrece a los visitantes una oportunidad única para explorar la historia y la espiritualidad en un entorno impresionante.