
Bolera de San Miguel de Cornezuelo
La bolera de San Miguel de Cornezuelo es un testimonio vivo de una costumbre ancestral en el Valle de Manzanedo: el juego de bolos al aire libre. Situada en esta pequeña aldea burgalesa, a orillas del río Ebro y bajo el abrigo de calizas como el Paso de la Nava, esta instalación popular refleja la cultura rural y el ocio comunitario, especialmente presente durante fiestas o encuentros vecinales.
Historia
El juego de bolos en esta comarca se remonta, al menos, al siglo XVII, cuando los monjes del cercano monasterio cisterciense de Santa María de Rioseco renovaron su propia bolera alrededor de 1610. Esta tradición ha pervivido en numerosos pueblos del valle, siendo cada bolera un lugar simbólico de sociabilidad local. La de San Miguel mantiene esa esencia, insertada en un paisaje compartido entre historia, fe y juego popular.
Características
Esta bolera se distingue por ser un espacio al aire libre, sencillo y funcional: un terreno libre y plano con tres tablones donde se colocaban los bolos y jugar. Su estructura modesta ha perdurado precisamente como un símbolo cotidiano de diversión local. No es un recinto monumental, pero posee ese encanto de lo auténtico, donde el entorno natural se mezcla con una tradición lúdica que ha unido generaciones.
Uso y conservación
Aunque hoy en día su uso es más testimonial que competitivo, la bolera sigue accesible para quienes visitan San Miguel de Cornezuelo. No cuenta con carteles informativos oficiales ni grandes intervenciones, pero su conservación está garantizada por la memoria colectiva de vecinos y visitantes que reconocen en ella un espacio de encuentro y patrimonio intangible. Su visita suma encanto y autenticidad a cualquier paseo por esta preciosa zona de Las Merindades.
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