
Palacio de Abajo – Palacio del Arzobispo o Fernández-Zorrilla
El Palacio de Abajo, también conocido como Palacio del Arzobispo o Palacio Fernández-Zorrilla, se alza majestuosamente en la villa de Huérmeces, un escenario declarado Bien de Interés Cultural. Este edificio atrae la mirada por su robusta arquitectura barroca, su escudo blasonado y su solemne presencia histórica, reflejando poder e identidad local.
Historia
Construido a finales del siglo XVI y comienzos del XVII por iniciativa del prelado Pedro Fernández-Zorrilla —capellán real y obispo de diversas diócesis—, el palacio se alzó junto a la casa familiar, pero fue su hermano Juan quien lo habitó principalmente, junto a su esposa y descendencia. Tras su muerte en 1637, fue enterrado en la capilla que él mismo edificó en el palacio. A lo largo de los siglos XVIII y XIX el edificio se transformó en colegio, luego en casa de labranza, hasta ser restaurado en los años noventa, recuperando parte de su esplendor original.
Características
El palacio, realizado en sillería, muestra dos torres que enmarcan su imponente fachada barroca, coronada por un escudo heráldico con el lema: “Velar se debe la vida de tal suerte, que viva quede en la muerte”. La capilla anexa, de dimensiones casi eclesiásticas, realza el carácter sacro del conjunto. El entorno, ubicado en el desfiladero junto al río Úrbel, subraya el valor estratégico y simbólico del inmueble como custodio de la puerta natural entre comarcas.
Uso y conservación actual
Hoy, el palacio mantiene su estructura señorial en buen estado y forma parte del legado patrimonial y cultural de la villa. Aunque no suele abrirse al público, su conservación se basa en el reconocimiento legal como bien protegido y en su relevancia como icono identitario de Huérmeces. Su restauración ha sido discreta, buscando preservar su esencia sin convertirlo en espacio público, salvo ocasiones especiales de interés cultural o institucional.
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