Junto al actual arzobispado se levanta lo que fue el antiguo hospital de Barrantes, para la asistencia a pobre y enfermos de la ciudad de Burgos, fue el canónigo de la catedral Don Jerónimo Paro el que puso en marcha dicha institución que tuvo que terminar el canónigo Pedro de Barrantes, tras la muerte del anterior, con nuevas aportaciones que lo pusieron en marcha en el siglo XVII.
Durante el siglo XVIII se especializo en asistencia quirúrgica y contaba con una afamada botica en su establecimiento que la hacia una de las más importantes de la ciudad. En el siglo XX se realizo una importante ampliación para el uso actual del mismo que es residencia de ancianos y en su patio de entrada al mismo consta de una escultura de Fortunato Julián de 1945 que representa a los dos fundadores de dicho hospital.