
Monasterio de Santa María de Herrera
El Monasterio de Nuestra Señora de Santa María de Herrera, también conocido como** Yermo Camaldulense**, es el único monasterio de la Congregación de Eremitas Camaldulenses de Monte Corona en España. Ubicado en los Montes Obarenes, cerca de Miranda de Ebro, este monasterio está rodeado de un paisaje natural aislado y cargado de historia, siendo un importante lugar de espiritualidad y recogimiento.
Historia
El Monasterio de Santa María de Herrera tiene sus orígenes en el siglo XII, cuando monjes cistercienses, liderados por Guillermo "El Cordial", lo fundaron en 1176, bajo el patrocinio de Alfonso VIII de Castilla, quien les otorgó tierras en la zona. El lugar elegido fue el recóndito valle de Herrera, un enclave estratégico entre Burgos, La Rioja y Álava. El monasterio prosperó rápidamente gracias a donaciones reales, como la de** Alfonso X en 1253**, y apoyo de la nobleza.
Durante siglos, el monasterio fue un importante centro espiritual, pero en 1835, debido a la Desamortización de Mendizábal, los monjes cistercienses tuvieron que abandonar el lugar. Posteriormente, en 1897, fue ocupado brevemente por los carmelitas descalzos y más tarde por monjas trapenses hasta 1921. En 1923, la Congregación de Eremitas Camaldulenses de Monte Corona adquirió el monasterio para practicar su vida de eremitismo romualdino, una tradición centrada en la oración solitaria y el aislamiento.
Desde entonces, el monasterio ha mantenido una estricta clausura, habitado por un máximo de 12 monjes. Aunque algunos edificios originales, como la iglesia, permanecen en ruinas, los monjes han reconstruido algunas partes y continúan su vida autosuficiente en este lugar remoto.
Características
El monasterio presenta una mezcla de estilos arquitectónicos, incluyendo restos góticos, renacentistas y barrocos. La iglesia, actualmente semiderruida, aún conserva partes del claustro gótico, convertido en un jardín que conecta con una torre gótica de bóveda nervada. También destaca su espadaña barroca de tres vanos. En el interior, la nave rectangular está cubierta por una bóveda apuntada y dividida en tramos por arcos fajones, con muros de sillares calizos que muestran la evolución del monasterio a lo largo de los siglos.
Conservación y Uso Actual
Actualmente, el monasterio es habitado por 12 ermitaños camaldulenses, que llevan una vida de clausura y eremitismo. El acceso está restringido, permitiéndose visitas únicamente los martes y jueves, y solo para varones. La mayoría de las dependencias están en uso, aunque algunas partes del monasterio, como la iglesia original, permanecen en ruinas. El monasterio mantiene una pequeña hospedería y se autoabastece a través de una huerta.
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