La Glera del río Arlanzón actualmente es un parque o paseo de la ciudad conocido como Espoloncillo, por su similitud a la otra orilla del río y por sus menores dimensiones, pero una glera en las riberas de los ríos es la acumulación de piedras, grava y arena en las épocas de mayores avenidas de los ríos. En la época medieval, la ciudad de Burgos contaba con un lugar conocida como La Glera del río Arlanzón, una zona situada en la ribera del río extramuros y el cual era un lugar donde solían dormir los vagabundos, leprosos y personas que no conseguían refugio en la ciudad en aquella época.
La importancia de la Glera de Burgos es mayor en el sentido que toma una relevancia historia recogida en algunos fragmentos literarios como es el caso de “El Cantar del Mío Cid” y “La Leyenda de los Siete Infantes de Lara”. ** “El Cantar del Mío Cid”** nombra a esta parte de la ciudad como el lugar donde una vez desterrado el Cid y sus seguidores por el rey Alfonso VI, este termina pasando la noche en ese lugar por no encontrar refugio en la ciudad, por el temor de represalias. Actualmente allí se ha establecido un punto y monolito que determina el comienzo del Camino del Cid, el conocido camino del destierro, una ruta histórica y actualmente también turística,
“La Leyenda de los Siete Infantes de Lara”, donde aparece este lugar, como el origen de las venganzas familiares que son el centro de la leyenda, ya que este es el lugar donde se establece un tablado para la celebración de un torneo de caballeros dentro de la boda de una de las familias protagonistas de la historia.
Pero cabe añadir, para añadir misticismo al lugar, que en el año 1244 según cuentan los “Añales de Cardeña” un meteorito impacto en la Glera del Arlanzón, provocando un gran estruendo que se pudo oír en toda la ciudad.