Fuente vieja
Los Lavaderos de Poza de la Sal, conocidos también como el conjunto de Fuente Vieja, Fuente Buena, y Fuente de Allá, son uno de los símbolos más representativos de esta villa burgalesa. Estos lavaderos no solo servían para lavar ropa, sino que también eran un espacio de encuentro y un reflejo de la vida cotidiana en Poza de la Sal. Hoy en día, mantienen su valor histórico y cultural, siendo un punto de interés para visitantes y un lugar lleno de memorias para los habitantes.
Historia
Origen y Desarrollo:
Primera Mención Documentada: Los lavaderos de Poza de la Sal aparecen documentados en el Catastro de Ensenada de 1752, mencionando fondos destinados a la limpieza de las pilas.
Evolución en el Siglo XVIII:
En 1796, el presbítero Saturnino Andrés Díez Guilarte describe el complejo sistema de pilas y caños que servían para lavar ropa, abastecer a las caballerías y regar huertas.
Memoria de 1875:
Un plano de 1875 documenta la existencia de varios lavaderos y tenerías, indicando la importancia del agua en la economía local. El conjunto de Fuente Vieja, según Elías Rubio, es el más completo y complejo de la provincia en términos de arquitectura del agua.
Características
Localización:
Situados en la parte más baja del pueblo, cerca del edificio de la Administración de Salinas y del barrio de San Blas, los lavaderos están alimentados por fuentes naturales con un caudal abundante que aún se utiliza para el riego de huertas. Elementos del Conjunto:
Pilas de Lavado:
Cuatro pilas de piedra, conectadas por canalillos, donde las lavanderas realizaban su labor diaria.
Abrevaderos y Acueducto:
Incluye un abrevadero y un acueducto que canalizaba el agua sobrante hacia las huertas y antiguas fábricas.
Conservación
Restauraciones:
En 1991, el Ayuntamiento restauró la zona, añadiendo jardines dedicados a Félix Rodríguez de la Fuente y paneles informativos sobre las rutas turísticas.
Estado Actual:
Los lavaderos están bien conservados y siguen siendo un lugar de interés histórico y cultural, manteniendo viva la memoria de las tradiciones locales.
Uso actual
En los siglos pasados, los lavaderos eran utilizados principalmente por las mujeres de la villa, quienes lavaban la ropa a mano siguiendo un proceso tradicional que incluía el uso de jabón casero y el secado al sol. A lo largo de las décadas, este lugar se convirtió en un punto de encuentro social.
Historia de Isabel González:
La Última Lavandera: Isabel González, de 87 años, fue la última lavandera de **Poza de la Sal **que continuó lavando su ropa a mano en las pozas hasta finales de enero del 2023 que falleció. Desde niña, ha siguió los pasos de su madre, utilizando el mismo método tradicional de lavado. A pesar de tener una lavadora en casa, no dejo de ir al lavadero y realizar el proceso manual y visitando las pozas regularmente, lo que la convirtió en una figura entrañable para los habitantes.
Cambio de Función: Aunque la función original de los lavaderos ha disminuido con la llegada de las lavadoras eléctricas, estos lugares siguen siendo un importante símbolo del patrimonio cultural de Poza de la Sal.