
Palacio Ducal - Parador de Lerma
El Palacio Ducal de Lerma, situado en la villa de Lerma, en la provincia de Burgos, es uno de los edificios más emblemáticos del Siglo de Oro español. Construido por orden de** Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, primer Duque de Lerma**, a principios del siglo XVII, este monumental palacio fue diseñado para ser el centro de la vida cortesana y política durante el reinado de Felipe III. El Palacio, de estilo herreriano, fue el corazón de un ambicioso proyecto urbanístico que buscaba transformar Lerma en un lugar de poder y prestigio.
Historia
La construcción del Palacio Ducal comenzó en 1601 bajo la dirección del arquitecto Francisco de Mora, discípulo de Juan de Herrera, arquitecto del Monasterio de El Escorial. El Duque de Lerma, que en su tiempo fue el valido del rey Felipe III, impulsó la transformación de la villa de Lerma, convirtiéndola en una ciudad cortesana que rivalizaba con otras grandes ciudades de la época. La construcción del Palacio fue parte de este proyecto, siendo diseñado como la residencia del Duque y de la corte durante sus estancias en la villa.
El palacio sirvió como lugar de descanso para el monarca y su séquito, además de ser escenario de importantes eventos políticos y diplomáticos. Tras la caída del Duque en desgracia a mediados del siglo XVII, el palacio fue abandonado y pasó a tener diferentes usos a lo largo de los siglos, incluyendo su función como cuartel militar durante el siglo XIX, lo que contribuyó a su deterioro.
En 1965, el Palacio fue declarado Monumento Histórico-Artístico, lo que permitió su posterior restauración. A partir del año 2003, el edificio se reconvirtió en un** Parador de Turismo**, lo que ha asegurado su conservación y ha devuelto su esplendor a este importante ejemplo de la arquitectura renacentista española.
Características arquitectónicas
El Palacio Ducal de Lerma es una de las mejores muestras de la arquitectura herreriana, caracterizada por su sobriedad y elegancia. La planta del edificio es rectangular y cuenta con cuatro torres en cada una de sus esquinas, una disposición típica de la arquitectura palaciega del Siglo de Oro. El edificio refleja la influencia de El Escorial, tanto en su simetría como en su austeridad decorativa, elementos clave del estilo herreriano.
El patio central es uno de los puntos más destacados del palacio, con galerías porticadas en dos niveles que proporcionan un aire de grandeza y armonía al conjunto. Las fachadas del palacio son sobrias, construidas con piedra de sillería, con detalles de balcones y ventanales que rompen la rigidez del conjunto. Entre los espacios más emblemáticos del palacio, destaca el Salón de Embajadores, que fue testigo de grandes eventos y recepciones diplomáticas durante la época de Felipe III.
Desde el palacio, se pueden disfrutar de unas espectaculares vistas del valle del río Arlanza, un paisaje que añade al atractivo visual y arquitectónico del lugar.
Conservación y uso actual
Tras años de abandono y usos diversos que deterioraron el edificio, el Palacio Ducal de Lerma fue restaurado y convertido en un Parador de Turismo, lo que ha permitido su preservación. Este uso ha permitido que el edificio siga siendo visitable, ofreciendo además la posibilidad de alojarse en uno de los lugares más históricos de la villa de Lerma. La transformación en Parador también ha ayudado a revitalizar el turismo en la zona, convirtiendo a Lerma en un destino para los amantes de la historia y la arquitectura.
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