
Valle de Caderechas
El Valle de las Caderechas, situado en el noroeste de la provincia de Burgos, es un enclave único que forma parte de la comarca de La Bureba. Este valle se caracteriza por su paisaje quebrado y aislado, donde el verde de los bosques se mezcla con los campos de cerezos y manzanos, creando un entorno natural y agrícola de gran belleza. Rodeado de pequeñas localidades que han conservado su arquitectura tradicional, es un destino ideal para los amantes de la naturaleza y aquellos que buscan un refugio en el corazón rural de Castilla.
Geografía y acceso
El valle está ubicado entre el Páramo de Masa al oeste y el Valle de Valdivielso al norte, y se extiende por una sucesión de pequeños valles interconectados, formados por la erosión de la plataforma del páramo. Sus principales cumbres, como El Mazo (1035 m) y Peña Alborto (979 m), actúan como testigos del proceso geológico que dio forma al valle. Este aislamiento geográfico ha permitido que el valle conserve una flora y fauna casi intactas, atrayendo a visitantes interesados en el turismo natural.
Para acceder al Valle de las Caderechas, existen tres rutas principales: desde Terminón, desde Salas de Bureba y desde Hozabejas a través del Páramo de Masa. Estas vías llevan a las diferentes localidades que componen el valle, que administrativamente pertenecen a seis municipios: Aguas Cándidas, Cantabrana, Oña, Rucandio, Salas de Bureba y Padrones de Bureba.
Un paisaje de contrastes
El paisaje del valle es un mosaico de montes y tierras de cultivo. Los bosques de pino resinero, plantados en el siglo XX para la extracción de resina, aún marcan el paisaje, aunque la regeneración natural ha permitido que especies autóctonas como el quejigo, encina y nogal recuperen terreno. Estos bosques, junto con los cerezos y manzanos, son el alma del valle. La floración de los cerezos en abril es uno de los momentos más espectaculares del año, cuando el valle se tiñe de blanco y atrae a numerosos turistas y fotógrafos.
Flora y fauna
La fauna del valle es rica y diversa. En los bosques se pueden encontrar corzos, jabalíes, ardillas, y una gran variedad de aves rapaces como el buitre leonado, águila real y halcón peregrino. Además, el valle es parte de la red Natura 2000, lo que destaca su valor ecológico. Los bosques mixtos de pino, quejigo y encina no solo albergan estas especies, sino que también son testigos de la antigua actividad resinera, cuyas cicatrices aún se observan en los troncos de los viejos pinares.
Agricultura y tradición frutal
El Valle de las Caderechas es conocido por su agricultura de alta calidad, especialmente por la producción de cerezas y manzanas reineta, que cuentan con Marcas de Garantía que avalan su calidad desde 2004. Las cerezas, de variedades como fresona, negra tardía, burlat y lapins, son recogidas entre junio y agosto, siendo famosas por su sabor dulce y su recolección tardía. En cuanto a la manzana reineta, se cultivan dos variedades: blanca y gris, recolectadas en septiembre y conservadas de forma natural sin cámaras frigoríficas, lo que realza su sabor y frescura.
Patrimonio histórico y arquitectónico
El Valle de las Caderechas no solo es rico en naturaleza, sino también en historia. Muchas de sus localidades cuentan con iglesias románicas, torres medievales y casas blasonadas que reflejan la herencia de la región. Uno de los lugares más destacados es la iglesia de los Santos Emeterio y Celedonio, en Río Quintanilla, una joya románica del siglo XII que alberga frescos medievales y una pila bautismal de gran valor artístico. En el mismo pueblo, se encuentra un torreón medieval que defendía una de las entradas al valle.
En localidades como Cantabrana y Ojeda, es posible visitar bodegas subterráneas, testimonios de una antigua tradición vinícola, así como restos de torres defensivas y calzadas romanas, que hablan del pasado histórico de la zona.
Pueblos pintorescos y rutas naturales
Entre los pintorescos pueblos del valle, destaca Aguas Cándidas, conocido por sus manantiales de aguas cristalinas, y Quintanaopio, con su iglesia gótica y retablo renacentista. Hozabejas ofrece un paisaje espectacular, con un desfiladero poblado de frondosos bosques y cresterías calizas donde habitan aves rapaces. Además, el valle cuenta con rutas de senderismo que permiten explorar su riqueza natural, como la ruta que recorre el arroyo Vadillo o la que atraviesa el Portillo del Infierno, un antiguo camino carretero utilizado por los arrieros de la región.




