
Monasterio de Santa Maria de Bujedo de Juarros
Ubicado en un valle tranquilo en Santa Cruz de Juarros, Burgos, el Monasterio de Santa María de Bujedo de Juarros es un testimonio de la austeridad y la simplicidad arquitectónica cisterciense. Este monasterio fue fundado en el siglo XII y, aunque no llegó a ser uno de los grandes centros monásticos de la región, destaca por su hermosa iglesia de transición románico-gótica y por la autenticidad de sus elementos medievales. Su conservación actual, tras haber sido restaurado en el siglo XX, permite a los visitantes apreciar uno de los lugares más singulares de la arquitectura monástica en la provincia de Burgos.
Historia
La fundación del Monasterio de Santa María de Bujedo de Juarros no está del todo clara, aunque se considera que su origen está entre 1159 y 1172. Fue don Gonzalo Marañón, un noble vinculado al rey Alfonso VIII de Castilla, quien otorgó el terreno a la abadía francesa de Gimont para su construcción. Sin embargo, no fue hasta más tarde cuando se consolidó como monasterio bajo la tutela de monjes de la abadía de Scala Dei, que llegaron en 1182 liderados por el abad Fortunato. Durante sus años de esplendor, el monasterio recibió donaciones de nobles, reyes y reinas, aunque siempre fue una comunidad pequeña en comparación con otras abadías cistercienses. Su actividad monástica finalizó en 1835 con la Desamortización de Mendizábal.
El monasterio, abandonado durante años, fue restaurado en el siglo XX por iniciativa privada y hoy en día está declarado Monumento Histórico-Artístico, destacando su relevancia histórica y arquitectónica en la región de Burgos.
Características
El monasterio destaca por su arquitectura cisterciense, donde predomina la sobriedad y la ausencia de ornamentos excesivos. La iglesia, de planta de cruz latina, cuenta con una nave única de seis tramos y crucero saliente que da paso a una cabecera con tres capillas, la central semicircular y las laterales rectangulares. Sus bóvedas de crucería y arcos apuntados, características del estilo de transición, destacan sobre columnas adosadas y ménsulas con detalles vegetales.
La portada principal, en la fachada occidental, sigue la influencia cisterciense, con arquivoltas apuntadas y decoración vegetal. En el crucero se eleva una espadaña sencilla que refuerza el perfil austero del edificio. En cuanto al claustro, hoy parcialmente desaparecido, se conservan algunos capiteles y basas en las alas sur y oeste, con restos de decoración vegetal y geométrica.
Uso Actual y Conservación
Aunque actualmente es de propiedad privada, el monasterio fue restaurado en el siglo XX, y gracias a esta intervención se han recuperado la iglesia, la sacristía, la sala capitular y algunas estancias monásticas. La restauración fue reconocida en 1981 con el premio Europa Nostra. El edificio es un referente de la arquitectura medieval en la región y se conserva en excelentes condiciones, preservando el valor histórico y artístico de la comunidad monástica que lo habitó durante siglos.
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