Anguix, en plena Ribera del Duero burgalesa, es una localidad que ha sido testigo de importantes momentos históricos desde la Edad Media. Integrada en la antigua Comunidad de Villa y Tierra de Roa, se menciona por primera vez en el siglo XII tras el fuero otorgado por Alfonso VII. Durante siglos, perteneció al señorío del Duque de Siruela, un reflejo de su relevancia feudal. El paso del tiempo ha moldeado una localidad que conserva tradiciones y patrimonios ligados a su historia medieval y su entorno rural.
El municipio, que limita con Olmedillo de Roa, La Horra, Roa y Pedrosa de Duero, se asienta en la falda del cerro conocido como "Torrejón". Rodeado por los fértiles viñedos de la Ribera del Duero, el paisaje de Anguix combina suaves colinas, prados verdes y campos cultivados. El río Duero, cercano al municipio, añade un elemento natural destacado, mientras los caminos que conectan Anguix con Burgos, Aranda y Valladolid lo convierten en un lugar accesible y estratégico para el visitante.
El patrimonio de Anguix tiene en su centro la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, una joya del barroco que data del siglo XVIII. Su interior presenta retablos dorados y una arquitectura diseñada para concentrar la atención de los fieles hacia el altar. Además, la ermita de San Juan, situada en el alto del Torrejón y restaurada por los propios vecinos, es un emblema de la devoción local y ofrece vistas panorámicas del entorno.
En Anguix, la viticultura es una tradición milenaria. La localidad alberga antiguas bodegas subterráneas en el cerro del Torrejón, que forman parte de la herencia cultural del municipio. La producción de vino tinto de calidad ha sido históricamente uno de sus principales motores económicos, reflejando la identidad de la Ribera del Duero. El entorno ofrece rutas como la que conecta Caravaca de la Cruz con Santo Toribio de Liébana, un atractivo añadido para los amantes del senderismo y la cultura.