Alfoz de Bricia
El Alfoz de Bricia, situado al norte de la provincia de Burgos, tiene un pasado que se remonta a la antigua Cantabria. El término "alfoz" hacía referencia en la Edad Media a un conjunto de localidades bajo una única jurisdicción, lo que en este caso abarcaba once pueblos. Durante siglos, esta región formó parte del Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa, bajo la jurisdicción del Marqués de Aguilar, quien designaba a los regidores locales. La historia del Alfoz está marcada por su pertenencia a distintas provincias. En 1822, fue asignado a la provincia de Cantabria, pero en la reorganización territorial de 1833, pasó a ser parte de Burgos, junto con otros valles como Valdebezana y Zamanzas.
Uno de los grandes tesoros del Alfoz de Bricia son sus eremitorios rupestres, auténticos vestigios de la Alta Edad Media. En la localidad de Presillas de Bricia se encuentra el famoso eremitorio de San Miguel, un ejemplo impactante de los lugares de culto que los eremitas excavaban en la roca arenisca. Estos enclaves, escondidos entre montañas y valles, ofrecen una ventana al pasado religioso y cultural de la región. Durante la repoblación medieval, los habitantes que buscaban refugio y aislamiento erigieron estos espacios que, hoy en día, siguen sorprendiendo por su conservación y el entorno que los rodea.
El Alfoz de Bricia se caracteriza por su paisaje montañoso que se eleva a unos 1.000 metros de altitud. La región se divide en dos zonas bien diferenciadas: una parte oriental dominada por páramos llanos y desprovistos de vegetación, y otra occidental con valles profundos y arroyos que se deslizan por laderas empinadas. En esta última se pueden encontrar bosques de encina, roble y haya que cubren el paisaje. Parte del término municipal se integra en el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, un área protegida de gran belleza que ofrece rutas para el senderismo y la observación de la naturaleza.
Hoy en día, el Alfoz de Bricia es un destino atractivo para los amantes de la tranquilidad, el senderismo y la historia. Sus pequeños pueblos han sabido conservar su arquitectura tradicional, con casas de piedra que reflejan el estilo montañés, solanas de madera, y elementos como fuentes y lavaderos de época. El conjunto del municipio es un testimonio de la vida rural en la región de Burgos, donde se puede disfrutar de un ambiente sereno y un patrimonio natural único.