Adrada de Haza, situada al sur de la provincia de Burgos en la comarca de la Ribera del Duero, es una villa de tradición histórica que, con el tiempo, ha conservado su esencia rural y su encanto. Se asienta en una ladera que desciende hacia la fértil vega del río Riaza, cuyas aguas permiten la irrigación de sus tierras. Esta ubicación geográfica privilegiada ha favorecido el desarrollo agrícola, especialmente en el cultivo de la vid y otros productos agrícolas, como el trigo y el cáñamo, que históricamente han constituido la base de su economía.
Su historia se remonta a la época de la repoblación medieval, como una de las localidades de la Comunidad de Villa y Tierra de Aza, de la que fue parte hasta que adquirió su independencia en 1738. La villa estuvo bajo el dominio del conde de Miranda y el duque de Peñaranda hasta el siglo XIX, cuando se abolieron los señoríos. A lo largo de los siglos, Adrada de Haza se mantuvo como un pequeño centro agrícola, ganadero y vitivinícola, con un estilo de vida sencillo que perdura hasta hoy.
En el núcleo de la villa destaca la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, un edificio de estructura sólida que data de épocas pasadas y que sigue siendo el centro religioso del pueblo. Junto a ella, la ermita del Santo Cristo de los Remedios, situada a las afueras, refleja la devoción local y es punto de interés para quienes desean conocer su pasado. Al pasear por sus calles, el visitante puede descubrir una arquitectura sencilla, adaptada a las necesidades rurales, y disfrutar de la tranquilidad de esta localidad.
Adrada de Haza también ofrece paisajes que invitan a recorrer sus alrededores y explorar la belleza natural de la Ribera del Duero. Desde el alto de un cerro cercano, llamado el Torrejón o "casa de los moros", se pueden apreciar restos de una antigua fortificación, vestigios que evocan épocas de defensa y fortaleza. Adrada de Haza, con su mezcla de historia, paisaje y cultura, es un pequeño tesoro para quienes buscan descubrir los rincones más auténticos de Burgos.