El Valle de Tobalina, situado al noreste de la provincia de Burgos, es un municipio histórico y culturalmente rico, de gran importancia en la configuración de la primitiva Castilla. Su relevancia en los albores del Reino de Castilla fue notable, con sus poblaciones implicadas en la defensa y repoblación del territorio. Documentos antiguos y referencias en cartularios históricos muestran su existencia desde al menos el siglo IX, cuando se consolidaron aldeas en torno a monasterios y fortalezas que reforzaron el carácter estratégico del valle. Gracias a su emplazamiento, el valle vivió numerosos episodios de confrontación en el proceso de consolidación de Castilla frente a Navarra y, en menor medida, frente a incursiones musulmanas.
En el paisaje de Tobalina predominan los contrastes de montañas, cañones y llanuras, así como los valles fluviales que ofrecen un entorno natural de gran belleza. La diversidad ecológica y la abundancia de recursos hídricos han facilitado el desarrollo de asentamientos desde tiempos antiguos. El río Ebro y sus afluentes dibujan un relieve que, junto a las montañas circundantes, ofrece vistas espectaculares y una variedad de senderos ideales para el senderismo y el turismo rural. Además, los pueblos de su municipio, con arquitectura tradicional y restos de antiguas fortalezas, reflejan su carácter medieval, especialmente visible en sus iglesias, ermitas, y necrópolis.
La historia reciente del Valle de Tobalina ha estado marcada por una notable despoblación desde mediados del siglo XX, con muchos de sus pueblos casi abandonados. Las grandes migraciones hacia ciudades más industrializadas contribuyeron a este fenómeno, dejando en Tobalina una paz bucólica que ahora atrae a los amantes del turismo de naturaleza. Esta tendencia también ha permitido la preservación de tradiciones y del entorno natural, favoreciendo su reactivación actual como destino turístico en busca de lo rural y lo auténtico.
Hoy, el Valle de Tobalina sigue siendo un lugar lleno de tradición y cultura, donde la influencia de la antigua Castilla y la impronta de su pertenencia a territorios nobiliarios aún se siente. Con sus paisajes únicos y su innegable valor histórico, el valle es una invitación a conocer la Castilla más profunda y a recorrer los vestigios de una época que marcó los inicios de su conformación como reino. El Valle, además, mantiene vivas sus festividades y costumbres locales, lo que aporta un carácter especial a cualquier visita, transportando a sus visitantes a una era de leyendas, historia y conexión con la tierra.