La villa de Lerma, situada en la provincia de Burgos, es un destacado ejemplo de ciudad histórica que combina su valioso patrimonio monumental con el encanto de una pequeña localidad castellana. Reconocida por su conjunto arquitectónico del Siglo de Oro, Lerma fue un centro de poder durante el reinado de Felipe III, impulsado por la influencia del Duque de Lerma.
En su casco histórico, perfectamente conservado, sobresale la Plaza Mayor, una de las más grandes de España, rodeada de edificios señoriales que evocan su esplendor pasado. En esta plaza se erige el Palacio Ducal, un majestuoso edificio renacentista que fue residencia del Duque de Lerma y que hoy funciona como Parador Nacional, permitiendo a los visitantes experimentar la historia con todas las comodidades modernas.
Lerma alberga también importantes iglesias y conventos, como la Colegiata de San Pedro Apóstol y los conventos de Santa Clara y San Blas, que reflejan el fervor religioso y el poder eclesiástico de la época. Las calles empedradas, los arcos y las murallas transportan al visitante al Siglo de Oro.
El entorno natural de la villa se enriquece con el río Arlanza, que atraviesa Lerma y aporta un toque de serenidad al paisaje. Este río no solo embellece la villa, sino que también ha sido vital en su desarrollo histórico, siendo un recurso fundamental para la vida económica y social de la provincia, siendo una parada obligada de cualquier viajero que venga a Burgos.