
Espinosa del Camino
Espinosa del Camino es un pequeño y acogedor municipio burgalés que te espera en el corazón de la comarca de Oca-Tirón, a tiro de piedra de la capital y abrazado por los Montes de Oca. Su nombre ya nos da una pista esencial: es uno de esos pueblos forjados al paso, pues el mismísimo Camino de Santiago Francés atraviesa su única localidad. El entorno es el preludio perfecto para adentrarse en la tranquilidad de la España vaciada, con paisajes que combinan la llanura cultivada con los restos de antiguos bosques autóctonos, dibujando un horizonte de calma y sosiego a unos 39 kilómetros de Burgos. Aunque de población reducida, su espíritu es grande, manteniendo viva la esencia de las antiguas aldeas que daban cobijo a los caminantes.
La historia de Espinosa está íntimamente ligada a la milenaria Ruta Jacobea, que aquí se convierte en su eje vital. Sus orígenes se remontan a tiempos muy antiguos, con vestigios de un pasado importante que incluye al monje San Felices de Oca, maestro de San Millán de la Cogolla, quien se cuenta que habitó por aquí en el siglo V. Más tarde, el lugar estuvo bajo el señorío del Hospital de Villafranca, un testimonio de su vocación asistencial a los peregrinos. El pueblo fue creciendo y adaptándose al ir y venir de mercaderes y romeros, conservando ese aire de posada ancestral. Se dice, incluso, que por estos parajes se encuentran las ruinas del antiguo monasterio mozárabe de San Felices, un eco de una época de gran esplendor religioso y cultural que hoy pervive en la memoria de sus piedras.
Lo que hace verdaderamente especial a Espinosa del Camino es su capacidad para detener el tiempo. Merece la pena visitarlo para experimentar la atmósfera de un pueblo auténtico del Camino Francés, donde la historia no está en un museo, sino en sus calles. Te recibirá la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, un modesto pero robusto edificio de estilo renacentista que, con su torre, domina el caserío. Pero el encanto se encuentra en sus casas, muchas de ellas conservando la arquitectura popular burgalesa con bellos entramados de madera en los pisos superiores, creando un conjunto armonioso y visualmente cautivador. Es el rincón perfecto para el viajero que busca desconexión, belleza sencilla y el ritmo pausado de la vida rural.
Al llegar a Espinosa, la mejor actividad es, simplemente, dejarse llevar. Recorre la larga calle que sigue el trazado del Camino de Santiago, observando la arquitectura y respirando la quietud del ambiente. Es un lugar idóneo para el turismo rural y como punto de partida para sencillas rutas de senderismo por los alrededores, disfrutando de los paisajes de los Montes de Oca. Fotografía sus rincones, encuentra la paz en el silencio de su iglesia y, si eres peregrino, recarga energías en su hospitalario albergue. Ven a Espinosa, y descubre un pueblo que, a pesar de su tamaño, ofrece un gran refugio de tranquilidad y una ventana abierta a la historia viva del Camino en Burgos.




